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¿Qué es?

¡Acepta el reto! es un almacén y juez en línea de problemas de programación en español que acepta soluciones en C, C++ y Java.

No es un mero listado de problemas, sino mucho más. ¡Es un corrector automático!

Si quieres poner a prueba tu habilidad programando y compararla con la de otros, ¡éste es tu sitio!

¿Por dónde empiezo?

Si no conoces este tipo de jueces, te ayudamos a resolver el primer problema para que entiendas la dinámica del uso y no cometas los errores más comunes.

Luego puedes resolver algún otro de los múltiples problemas disponibles. Si no sabes por cuál empezar, puedes recorrer las diferentes categorías o mirar el problema de la semana que te proponemos abajo. También puedes mirar lo que otros usuarios están resolviendo.

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Problema de la semana

En la mente del timonel

La regata Cambridge−Oxford es una famosa competición de remo entre esas dos universidades, que se celebra todas las primaveras en el río Támesis. La primera edición tuvo lugar en el lejano 1829, y desde 1856 se ha celebrado todos los años con la excepción de los periodos de las Guerras Mundiales.

Aunque los remeros tienen que ser estudiantes con una buena complexión física, para el puesto de timonel se busca precisamente lo contrario. Cuanto más delgado, escuálido y poca cosa sea el que lleve el timón mucho mejor, porque no genera fuerza de empuje y lo único que aporta es peso.

Precisamente por eso le eligieron para formar parte del equipo de remo de Oxford. Lo que nadie entendió es por qué, pese a su inteligencia, dejó que una cuerda se enrollase en el timón nada más sonar el pistoletazo de salida, arruinando los meses de entrenamiento de sus compañeros.

Aun así le dieron otra oportunidad… que desaprovechó, llevando a su embarcación a una colisión frontal contra la de otro equipo.

Y es que Stephen Hawking solía tener la cabeza en otro sitio.

En particular, tenía la tonta costumbre de memorizar todos los números que veía desde que se levantaba por la mañana hasta que se ponía a los mandos del bote. Y en ese momento, en lugar de fijarse por dónde iba, empezaba a repasarlos todos mentalmente para calcular, de cabeza, el mayor valor que se pudiera conseguir con la multiplicación de dos de ellos.

Esta costumbre le hizo convertirse en uno de los peores timoneles que recuerda Oxford. Pero a cambio le permitió entrenar la memoria visual, algo que le vino muy bien cuando la enfermedad consumió sus músculos y tuvo que construir todas sus teorías físicas mentalmente.